Movimiento de Transición; de la indignación a la acción
Como autoorganizarse para cambiar el paradigma del consumismo en un mundo complejo y finito.
Os propongo un pequeño ejercicio. Levantad la mirada y observad atentamente a vuestro alrededor. ¿Qué veis? ¿Existe alguna relación entre los objetos, personas o cosas que os rodean? ¿Qué relación tenéis con vuestro entorno?
Así es, vivimos en un mundo basado en la interdependencia. Cada uno de los elementos existentes depende de una u otra manera de otros elementos, formando así sistemas de todo tipo y escala, que a su vez se relacionan entre sí. Por ejemplo, no podemos entender la economía si no es dentro de una sociedad, y a su vez no puede existir ninguna sociedad si no es dentro de un medio natural que lo sustenta. Es justamente esta visión sistémica la que nos permite comprender que no somos seres aislados del mundo físico y natural, sino que formamos parte de sistemas socio-ecológicos complejos y dinámicos. En otras palabras, pueblos, ciudades o comunidades, habitadas por personas y otros organismos vivos, que se encuentran en continua evolución y donde abundan las propiedades emergentes, existe un elevado grado de incertidumbre y los cambios pueden ser irreversibles.
Un concepto clave para comprender el funcionamiento de los sistemas socio-ecológicos, nuestras comunidades, es la resiliencia. Entendemos por resiliencia la capacidad, inherente a cualquier sistema, de absorber los choques externos y reorganizarse mientras se produce el cambio, de manera que el sistema mantiene esencialmente la misma función, estructura e identidad[1].
Existen evidencias científicas, como el informe sobre los límites del equilibrio planetario[2], promovido por el Stockholm Resilence Centre, que nos demuestran que nuestro sistema socioeconómico está sobrepasando la capacidad de carga de nuestro planeta alterando gravemente el sistema Tierra. Consecuencias actuales de esta relación disfuncional dominante entre la sociedad industrial y la naturaleza, son el cambio climático, la desaparición acelerada de la diversidad cultural y natural del planeta, y con ello la disminución alarmante de la resiliencia, y las crisis sociales y económicas asociadas.
Efectivamente, el hambre extrema en el cuerno de África, la catástrofe de las centrales nucleares en Japón, el gran aumento de las desigualdades sociales, el crecimiento poblacional, el agotamiento de los recursos, el cambio climático, etc. son parte de una misma crisis. Una crisis de sostenibilidad global, y de percepción de la realidad, que tiene su origen en el desarraigo con la naturaleza y en el consecuente ímpetu de nuestra sociedad por controlarla. Una sociedad basada en el crecimiento acelerado y el consumismo desmesurado de todo tipo de recursos. Por ello, la recuperación de un equilibrio global pasa por la reconstrucción de resiliencia socioambiental mediante el decrecimiento consciente de nuestras economías y la relocalización de nuestros modos de vida, y para conseguirlo es necesario transformar nuestra relación con el entorno natural, con los otros y con nosotros mismos. Lo que implica, como nos indica el filosofo Jordi Pigem, una transición cultural, es decir un cambio de mentalidad y valores[3].
Una sociedad adicta al petróleo
Sin petróleo barato no estarías leyendo este artículo ahora. No se podrían haber escrito estas palabras en un ordenador y no se podría haber impreso la revista que tienes ahora en tus manos. La mayoría de cosas a nuestro alrededor dependen del petróleo barato para su manufacturación y transporte: nuestros muebles, nuestro entretenimiento, nuestra comida, nuestras medicinas, nuestra casa,… Efectivamente, nuestro bienestar y riqueza económica están directamente relacionados con el petróleo y es justamente esta gran adicción por la poción mágica de nuestros tiempos la que nos hace tan vulnerables.
El pico de producción del petróleo o peakoil, punto a partir del cual disminuye su producción, significa que a partir de ese momento la disponibilidad va a ir reduciéndose de manera gradual pero continua. Atendiendo al comportamiento de los yacimientos actuales y de los nuevos descubrimientos petrolíferos, los diferentes estudios científicos lo sitúan entre el 2007 y el 2015[4]. Sin embargo, en este caso, lo verdaderamente importante no es la fecha exacta, dado que se trata de un hecho inevitable, sino el hecho de que ocurrirá pronto y aun no hemos empezado ni a pensar realmente en ello ni a organizarnos para ello. En palabras del investigador Richard Heinberg, el peak oil, debido a nuestra extrema dependencia del petróleo, a su demanda creciente y a que no hay perspectivas de encontrar un sustituto mejor, se trata del mayor reto social y económico desde la revolución industrial[5].
El mundo está cambiando; caminemos juntos
Albert Einstein decía que “los problemas no pueden resolverse con la misma visión que los creó”. Siguiendo ese cambio de mentalidad existen un cada vez más amplio abanico de iniciativas y movimientos, que trabajan a diferentes escalas y con diferentes enfoques por un objetivo común: la transición hacia un modelo de desarrollo social y ambientalmente justo y sostenible. Cooperativas de consumo, centros sociales, el movimiento del Decrecimiento[6], o el movimiento Transition Towns[7] son sólo algunos ejemplos. Sin embargo, hasta ahora, la dispersión de estos movimientos y a veces su estrecha mirada ha hecho que, en vez de trabajar conjunta y complementariamente, se aislasen perdiendo así gran parte de su fuerza y alcance. Por todo ello, en estos momentos cruciales de la historia, resulta imprescindible ampliar esa mirada viendo la problemática socioambiental desde una perspectiva sistémica, buscando la manera de conectarse y colaborar, aumentando así la masa crítica y favoreciendo el aprendizaje entre unos y otros.
Justamente ese enfoque inclusivo e integral es el que persigue el Movimiento de Transición y uno de los aspectos que lo emparenta con el reciente Movimiento del 15M. Con un carácter eminentemente práctico y propositivo el Movimiento Transition Towns, que se centra en las problemáticas interrelacionadas del pico de producción del petróleo y el cambio climático, y que enfoca su respuesta hacia la reconstrucción de resiliencia comunitaria, está sabiendo ejercer de paraguas y pegamento de forma que iniciativas muy diversas trabajen conectadas y comiencen juntas el proceso de cambio.
El concepto de transición
El concepto de transición parte del intento de aplicar el diseñó de la permacultura[8] a asentamientos y ciudades. Su germen aparece en el 2005 con el proyecto Kinsale 2021[9], producto de un curso bianual de permacultura impartido por Rob Hopkins, posterior cofundador del movimiento Transition Towns. Dicho proyecto piloto supuso el primer intento de llevar a cabo un plan participativo e integral de descenso energético (EDAP[10]), en el que se trabajaba visionando un futuro positivo y autosuficiente en un mundo sin petróleo, para la población sudirlandesa de Kinsale. Poco después, se creaba en Totnes, un pueblo del suroeste de Inglaterra, la primera iniciativa en transición, Transition Town Totnes[11].
Desde ese momento, e impulsadas por la posterior creación de la Transition Network[12] (Red de iniciativas en Transición) y la publicación del Transition Handbook[13] (Manual para la Transición), las iniciativas en transición han ido emergiendo y evolucionando en todo el mundo a partir del trabajo a nivel comunitario, y con las siguientes premisas:
- Que la vida con un descenso dramático del consumo energético es inevitable y, por tanto, mejor prevenir que ser cogido por sorpresa.
- Que la falta de resiliencia social actual hace que en estos momentos nuestras comunidades no estén preparadas para afrontar los choques que provocará el pico de producción del petróleo.
- Que debemos actuar colectivamente y debemos hacerlo ahora.
- Que dando rienda suelta a la creatividad de la comunidad podemos proactivamente diseñar nuestro descenso energético y construir modos de vida más interrelacionados y ricos que reconozcan los límites físicos de nuestro planeta.
Un reto colectiv0
Efectivamente la transición es un gran reto colectivo que implica actuaciones a muy distintos niveles. Jóvenes y mayores, instituciones, comerciantes y sociedad civil, en general, deben actuar conjuntamente dando rienda suelta a su creatividad, y justamente ese es uno de los grandes logros del movimiento de transición: conseguir, mediante la creación de redes, el uso de dinámicas participativas, el ejemplo práctico y el visionado conjunto de un futuro posible y mejor, la paulatina inclusión de los diferentes actores en el proceso de cambio.
El movimiento de transición nos enseña lo importante que es asociar imágenes, para así tener una visión clara sobre cómo queremos que sea nuestro futuro. ¿Qué pasaría si en vez de imaginarnos un futuro lleno de desastres y catástrofes le diésemos la vuelta y lo viésemos como un futuro lleno de extraordinarias oportunidades?. Oportunidades de reinventar, repensar y reconstruir un futuro abundante en tiempo, en salud y en felicidad. Un futuro más local, comunitario y autosuficiente. Para ello como nos indica Rob Hopkins[14], es necesario crear nuevas historias y mitos que nos permitan avanzar en las próximas décadas, como por ejemplo de la ciudad que tiene su propia moneda o del pueblo que cambia los aparcamientos de coches por huertos comunitarios. En definitiva, historias de la comunidad que descubre que vivir con menos es vivir mejor.
Autoorganización
Cada iniciativa de transición, formada por gente corriente, como tú y como yo, se autoorganiza, mediante la creación de grupos de trabajo autónomos, sobre aspectos diversos como alimentación, educación, energía, psicología del cambio, etc. A partir de ahí las iniciativas ponen en práctica todo tipo de soluciones, creíbles y adaptadas a su contexto, para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero y recuperar la resiliencia de su comunidad: huertos urbanos, sistemas de trueque y monedas locales, talleres de reciclaje y recuperación de saberes tradicionales, proyectos de bioconstrucción y aislamiento de casas, creación de bancos de semillas, asesorías de vulnerabilidad al petróleo para los comercios, proyectos sobre energías renovables, cuentos de transición, ferias ecológicas, guías de comida local, plantación de árboles frutales, o la creación de un plan integral de descenso energético (EDAP).
La evolución del Movimiento de Transición
El movimiento de transición es un movimiento joven y en pleno crecimiento. Continuamente, de manera viral y autoorganizada, nuevos grupos locales se adhieren a la idea de comenzar la transición por todo el mundo. Actualmente, aunque la mayoría de iniciativas se encuentran en países anglosajones, como Reino Unido, Irlanda, USA, Australia o Nueva Zelanda, ya hay grupos en casi 40 países. Algunos ejemplos son: Japón, Chile, Portugal, Francia, Finlandia, Alemania, Italia o España. A día de hoy existen ya cerca de 400 iniciativas oficiales y más de mil que están empezando a trabajar en ese mismo camino. Existen pueblos, barrios, ciudades, islas, penínsulas y bosques en transición, cada uno con sus propios proyectos, con su propia personalidad. Continuamente surgen nuevas publicaciones y películas, como la reciente In Transition 2.0., en torno al movimiento Transition Towns, consiguiendo que el concepto de transición, hace un par de años casi desconocido, hoy día esté de total actualidad.
En España, el movimiento de transición se encuentra en sus inicios y en plena expansión. El reciente y exitoso primer Encuentro Ibérico de Transición[15] celebrado del 20 al 22 de abril en Zarzalejo, Madrid, en el que participaron más de 130 personas de todo el estado, es prueba de esa efervescencia. Además la wiki para el movimiento de transición en habla hispana[16], publicaciones como “De la idea a la acción: aprendiendo del movimiento Transition Towns”[17] o la emisión de documentales como “Pueblos en Transición”[18], han ayudado de manera muy importante al mejor conocimiento del movimiento y a su dispersión por el territorio. Actualmente existen grupos de trabajo en torno a la transición en unas 30 localidades españolas: Barcelona y Vilanova i la Geltrú, Zarzalejo (Madrid), Mahón, Vitoria Gasteiz, Coín (Málaga), Jerez, la universidad de Santiago o Valencia, son solo algunos ejemplos.
El concepto de transición, como quedó en la última conferencia internacional sobre Transition Towns que tuvo lugar en Julio del 2011[19], está en continua evolución. Participantes de 12 países y debates sobre activismo y transición, sobre la necesidad de incluir la crisis financiera entre uno de sus objetivos, la adaptación de sus principios a contextos de pobreza como las favelas de Brasil, o la discusión de todo lo sucedido en las plazas europeas[20], mostraron la abertura de un movimiento que está sabiendo adaptarse a nuevos contextos y realidades.
15M y Movimiento de Transición
Mención especial en el momento de cambio que vivimos actualmente, tiene el despertar que ha supuesto el movimiento 15M[21]. Hace justo un año las plazas de España y de otros países del mundo se llenaron de gente de todo tipo, proclamando de manera masiva y pacífica su indignación frente a un sistema injusto, dominado por bancos, grandes empresas y gobiernos corruptos. Y, ¿qué mejor manera de hacerlo que con el ejemplo? Niños, jubilados, estudiantes, trabajadores y parados, que dejando de lado sus pequeñas diferencias se pusieron manos a la obra para diseñar y construir a través de la creatividad, la cooperación y la autoorganización, pequeñas comunidades semi-autosuficientes en el centro de las ciudades. Comedores, populares, cuidado sanitario, múltiples grupos de trabajo, guarderías, huertos, el uso de la democracia participativa y horizontal o de los principios de la permacultura, o las múltiples actividades culturales, fueron claros ejemplos de que la gente quiere un modelo de vida diferente y que es posible. ¿Acaso no es este un ejemplo increíble de transición?
Lo sucedido en tantas plazas, y que ha vuelto a revivir durante el fin de semana del 12 al 15 de Mayo del 2012, demostrando que está más activo que nunca, se trata de un gran experimento de transición social, que pese a lo efímero, a puesto a la sociedad de muchos países en plena efervescencia. Pero ¿cómo continuar este cambio? No existen respuestas concretas y evidentemente dependerá de cada lugar y situación, pero lo que está claro es que el movimiento de transición puede tiene un papel crucial en este proceso global de cambio, aportando su visión, metodologías y herramientas, para canalizar constructivamente la indignación actual.
Por un cambio de paradigma
Sabemos que la recuperación de un equilibrio global pasa por la reconstrucción de resiliencia mediante el decrecimiento consciente de las economías, la relocalización de nuestros modos de vida y la reconexión con el medio natural, y que para ello es imprescindible un gran cambio cultural. Donella Meadows nos explica en “Leverage Points–Places to Intervene in a System”[22], que el punto clave en el que hay que actuar para que cambie un sistema es en el cambio de paradigma, es decir aquellas ideas compartidas y asunciones que dan forma a la cultura, que la guían. Cambiar el paradigma consumista actual por el paradigma del “menos es mejor”, el de la sostenibilidad, supone un reto inmenso que no puede esperar.
Con ese objetivo y centrándose en el declive del petróleo y en la necesidad de vivir de manera más autosuficiente, el movimiento de transición nos llama a actuar colectivamente, de manera creativa y huyendo del catastrofismo. Nos invita a reaprender y a cambiar nuestros valores: la competitividad por la cooperación, el individualismo por la comunidad, lo lejano por lo local. Nos infunde ánimo para que conjuntamente visionemos y diseñemos nuestro futuro. Nos explica que esta ilusionante, aunque larga, transición de paradigma puede ser increíble. Y nos dice que definitivamente hay que de dejar las diferencias de lado y ponerse ya manos a la obra porque es el momento de pasar todos juntos de la indignación a la acción.
Juan del Río
[1]Walker, B., Hollinger, C.S., Carpenter, S.R. and Kinzing, A. (2004) “Resilience, Adaptability and Transformability in Social-ecological Systems” Ecology and Society.9 (2) p.5.
[2]Rockström, Johan; W. Steffen, K.; Noone, [et al.] (2009). “Planetary Boundaries: Exploring the safe operating space for humanity”, Ecology and Society 14(2), p 32.
[3]Pigem, J. (2010) “Revalorar el món: els valors de la sostenibilitat” Consell Assessor per al Desenvolupament Sostenible de Catalunya.
[4] Datos del Oil Depletion Analysis Centre. (http://www.odac-info.org). Mirar también: http://www.hubbertpeak.com/
[5]Heinberg, R.(2003) “The Prty’s Over, War and the Fate of Industrial Societies”. New Society Publishers.
[6] www.decrecimiento.es
[7] www.transtiontowns.org
[8]Holmgren, D. (2003). “Permaculture: principles and pathways beyond sustanaibility”.Holmgren Design Services.
[9]http://transitionculture.org/wp-content/uploads/kinsaleenergydescentactionplan.pdf
[10]Energy Descent Action Planning
[11]http://www.transitiontowntotnes.org/
[12]http://www.transitionnetwork.org/
[13]Hopkins, R. (2008). “The Transition Handbook.From oil dependency to local resilience”.Totnes. Green Books.
[14]http://www.ted.com/talks/lang/spa/rob_hopkins_transition_to_a_world_without_oil.html
[15]http://movimientotransicion.pbworks.com/w/page/47282340/1er%20ENCUENTRO%20IB%C3%89RICO%20DE%20TRANSICI%C3%93N
[16]http://movimientotransicion.pbworks.com
[17]Del Río, J. (2009) “De la idea a la acción: aprendiendo del movimiento TransitionTowns” Máster en Sostenibilidad de la Universidad Politécnica de Catalunya. Se puede descargar en: http://movimientotransicion.pbworks.com/f/De+la+idea+a+la+acci%C3%B3n%3B+Aprendiendo+del+Movimiento+Transition+Towns+-+Juan+Del+R%C3%ADo.pdf
[18]http://www.rtve.es/television/20100208/escarabajo-verde-pueblos-transicion/317064.shtml
[19] http://www.transicionsostenible.com/conferencia-internacional-de-transition-towns.htm
[20] http://www.youtube.com/watch?v=80UdS9WuQXA
[21] http://tomalaplaza.net/
[22]Meadows, Donella (2009).“Leverage Points–Places to Intervene in a System”.London. Earthscan.
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